La idea para este nuevo modelo es reducir al máximo la contaminación (o, más bien, al mínimo), y para ello los ingenieros de la empresa han creado un novedoso y exclusivo proceso de inyección en el cual es hidrógeno líquido, a muy baja temperatura, el que se mezcla con aire en los canales de admisión y se mezcla con aire a temperatura ambiente antes de quemarse. Así, se verá incrementada tanto la capacidad como la eficiencia, para gusto de sus usuarios, que además verán en el nuevo motor del Mini Cooper una alternativa muy potente al clásico motor de gasolina.
Pese a todo, tiene letra pequeña... y es que BMW ha reservado en el modelo también un espacio para almacenar algo de combustible «de toda la vida»... no sabemos si es simplemente una precaución por si acaso el motor falla, o simplemente un recurso que la compañía se guarda en la manga para añadir algo de potencia de una forma combinada.
En todo caso, un punto a favor de BMW, que gana confianza en el sector del motor de hidrógeno, y se gana así un poco más de admiración desde este blog. No sólo hacen falta buenos coches, hacen falta coches menos perniciosos para el medio ambiente.
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